De origen mexicana y criada en la profunda Nebraska, Pamela Ríos admite que de donde ella proviene son relativamente pocas las jóvenes de su perfil: pequeñas y excelentes latinas con curvas hipnóticas. «Algunas mexicanas, en el mejor de los casos», aclara, sin embargo en sus ojos y en su manera de hablar se puede notar la fatiga de un lugar donde la sangre caliente de sus individuos caribeños se coagula y se descompone abrumada por ese aire desalentado tan grande del medio oeste americano.
Sea como fuere, a lo largo de la mitad del año 2013, Pamela tuvo la opción de intentar diferentes cosas: Un par de meses en la pornografía antes de regresar le hizo apreciar nuevos encuentros y los pornófilos de su pequeña y obstaculizada colección de sólo 1,47 pulgadas. Llegamos a seguir sus fases iniciales en el deseo de verla triunfar, pero nunca más se recibió notificación de ello.